"El poder de Dios se manifiesta en los latidos del corazón, en
los movimientos de los pulmones y en las corrientes
vivificadoras que circulan por los millares de conductos del
cuerpo. Estamos endeudados con él por cada momento de
nuestra existencia y por todas las comodidades de la vida.
Las facultades y las aptitudes que elevan al hombre por
encima de la creación inferior constituyen el don del
Creador. El nos da sus beneficios en gran cantidad. Estamos
en deuda con él por el alimento que comemos, el agua que
bebemos, la ropa con la que nos vestimos y el aire que
respiramos.., El es un generoso benefactor y preservador.”
(EGW, Consejos sobre la Obra de la Mayordomía Cristiana, pg. 19)
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