«La Biblia presenta ante nuestra vista las
inescrutables riquezas y los tesoros inmortales de los cielos. Los impulsos más
fuertes del hombre lo arrastran a tratar de procurar su propia felicidad. La
Biblia reconoce este deseo y nos muestra que todo el cielo se unirá a los
esfuerzos que el hombre haga por conseguir la dicha.»
E.G.W. La
maravillosa gracia de Dios, 21 de diciembre
«Los que consideran como valiente y viril el
tratar los requerimientos de Dios con indiferencia y desprecio, revelan con
esto su propia insensatez e ignorancia. Mientras que se jactan de su libertad e
independencia, están realmente en la servidumbre del pecado y de Satanás.
Un claro concepto de lo que es Dios y de lo
que él requiere que seamos, producirá en nosotros una sana humildad. El que
estudia correctamente la Sagrada Palabra aprenderá que el intelecto humano no
es omnipotente. Aprenderá que, sin la ayuda que nadie sino Dios puede dar, la fuerza
y la sabiduría humanas no son sino debilidad e ignorancia.
El que sigue la dirección divina, ha
hallado la única fuente verdadera de gracia salvadora y felicidad real, y ha
obtenido el poder de impartir felicidad a todos los que lo rodean.»
E.G.W. Consejos
para los maestros, pg. 51
(Tomado del boletín de la Iglesia de Bo. América)
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