“Nuestro
trabajo en esta vida es una preparación para la vida eterna. La educación
empezada aquí no se completará en esta vida, sino que continuará por toda la
eternidad; progresando siempre, jamás completada. La sabiduría y el amor de
Dios en el plan de redención se nos revelarán más y más cabalmente. El
Salvador, al conducir a sus hijos a las fuentes de aguas vivas, les impartirá
ricos caudales de conocimiento. Y día tras día las maravillosas obras de Dios,
las evidencias de su poder en la creación y el sostenimiento del universo, se
manifestarán a la mente en nueva belleza. A la luz que resplandece del trono,
los misterios desaparecerán y el alma se llenará de admiración ante la
sencillez de las cosas que nunca antes comprendiera. Ahora vemos por espejo,
oscuramente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conocemos en parte, pero
entonces conoceremos como somos conocidos”.
White, Elena de. El Ministerio de Curación, p. 370
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